Más de una vez me han preguntado que cuantos amigos de verdad tengo, no conocidos ni gente para irme de fiesta, sino amigos de verdad, de los que están siempre ahí. Y en seguida me acuerdo de Fernando.
Nos conocemos desde pequeños, de la sierra y hemos pasado muy buenos y malos momentos juntos, así que os podréis imaginar que escribir esta entrada para mí no es nada fácil.
Fernando padre era una de las personas más simpáticas, agradables y cariñosas que he conocido en toda mi vida. Cuando alguien muere se suele hablar bien de él, pero en este caso todo lo que diga es poco.
Hace unos años se puso bastante enfermo y se pasó una temporada ingresado en un hospital. Un día mis amigos le hicieron una visita estando convaleciente, yo no pude ir a verle porque estaba fuera de viaje, (excusas! excusas!) así que en cuanto volví a Madriz fui a verle.
Me acuerdo mucho de este momento: cuando entré en la habitación y le vi, su sonrisa no podía ser más sincera, agradecida y mágica. No se creía que hubiera ido a verle… su cara no era la de una persona adulta que está pasando una temporada enferma en un hospital, era la mirada y la sonrisa de un verdadero amigo. Me sorprendió muchísimo que me recibiera de tan buen agrado, de verdad, parecía que estábamos en un bar tomando cervezas en vez de estar en un sitio tan duro y triste. No olvidó nunca la visita que le hice cuando estuvo enfermo y las veces que se encontraba a mis padres paseando por la sierra se lo decía, les comentaba lo agradecido por ese gesto tan desinteresado.
Qué difícil es todo esto...
1 comentario:
Emilio, hace unos dias estuvimos hablando de tu blog y nunca pensé que en él hablarías de mi padre, y menos por haberse ido. Se ha ido mi padre y mi mejor amigo, pero incluso en momentos como éste hay muchas cosas buenas; las mejores tener al lado una familia como la mia, una novia que está a mi lado cada segundo, y tener al lado unos amigos como vosotros, casi hermanos, incondicionales. Soy un afortunado por lo que he tenido, y lo soy también por lo que tengo. Mi familia somos una piña, como lo somos los amigos, y eso nunca se ha de perder, porque como me dijo Guten el otro dia, aunque estamos separados estamos siempre juntos, y eso es algo que no tiene precio.
Emilio, gracias por este pequeño homenaje, uno más de los que estos días ha tenido mi padre. Seguro que viniendo de ti, y al igual que tu visita al hospital, mi padre ha vuelto a sonreir.
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