viernes, 19 de diciembre de 2008

El niño y el camión de juguete

Mi padre se está recuperando y el lunes lo más seguro que le manden pa casa con el susto metido en el cuerpo. Nos ha tocado la lotería.


La educación que recibimos de pequeños a través de nuestros padres y profesores se refleja en nuestro futuro, (peregrullada). Pues estoy cansado de ver como a los adultos se les nota a la legua que de pequeños los demás niños les quitaban el camión de juguete, se enfadaban, lloraban y pataleaban hasta que ese llanto les dura todavía.

Yo un día lloré porque un niño me quitó el juguete, mi madre me cogió en brazos me dio dos buenos sopapos por llorón y al llegar a casa me dio de merienda mi bollo preferido. La vida te da eso, una de cal y una de arena.

Creo que el trago de llorar en el patio del colegio lo he superado. No me enfado ni me echo a llorar porque no consigo una cosa, simplemente respiro, me dio media vuelta y busco otro niño con el que jugar. Lamentablemente no todo el mundo hace lo mismo. Los adultos sois unos consentidos y unos malcriados. Mirad sino a Madoff, que de pequeño los demás niños no le querían y ahora es un rencoroso de mierda. (espero que no me denuncien por escribir esto y tenga que pagarle una millonada)

Si has conseguido superar el trago del patio del cole es que vas por buen camino. A mí me puedes quitar el juguete, pero no me quitarás las ganas de seguir jugando.

Un día el chico malo del cole me amenazó con partirme la cara y me citó al día siguiente a la puerta del cole, le pedí a mi padre que fuera a buscarme, pero se negó aunque que me dio una buena lección: que me acercara a él y antes de que me pegara le dijera que
esa batalla la iba a ganar, pero que el resto del año tendría que mirarse las espaldas porque tarde o temprano él también caería perdiendo la guerra. Y así hice. Un año después el tipo malo del cole era uno de mis mejores amigos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola majo, ya te he mandado un abrazo y animos a través de tu cuñado pero aqui te dejo más abrazos y más animos desde la mismisima Philadelphia capital.
Jose M