jueves, 28 de febrero de 2008

Inés

"Eres un niño poderoso y firme porque la vida te hizo necesario,
y en la fuerza de tu inocencia cualquiera puede depositar
la confianza. La gloria de que todos fuéramos como tú
sanaría el mundo."
Luis Mateo Díez, "La gloria de los niños"
Ed. Alfaguara, 2007


Inés y yo nos conocimos en enero de 1998 cuando fui un día a buscar a mi pareja de entonces a la Escuela del Módulo de Anatomía Patológica, donde eran compañeras. Cuando la vi por primera vez las 2 cosas que pensé fueron que tenía una voz muy original, aguda pero amortiguada y que era una persona dulce y tierna. A lo largo de esos años en los que compartimos fines de semana y alguna que otra fiesta fuimos cogiendo cariño el uno por el otro.

A finales de julio varios del grupo de la Escuela y sus parejas nos fuimos a Benidorm de vacaciones donde pasamos 10 interminables y soporíferos días. La dueña de la casa, compañera de estudios también, estuvo y era insoportablemente rara. De las pocas cosas que nos hacían reír era que compramos toda la comida a lo bestia. Llenamos una botella de 2 litros de coca-cola de tomate frito y cuando habrías la puerta rota de la nevera, la botella se caía al suelo y decíamos: "Se ha vuelto a caer la polla del diablo al suelo". Entonces todos nos reíamos, pero Inés se desternillaba. La única vez que tuve "movida" con ella fue cuando se acabó el dinero y se ventiló en una tarde un bote de nocilla entero, casi la mato...jaja. Que desesperación de tía, como le gusta el chocolate, se le nubla la vista y no ve nada más.

Por aquellos meses empezó a salir con Gonzalo, también compañero y así comenzaron sus miedos y preguntas sobre el maravilloso mundo de las abejas y las flores. A medida que avanzaba su relación de pareja sus creencias religiosas iban disminuyendo; se empezó a dar cuenta de la sarta de mentiras tontas que las metían en la cabeza las monjas del Colegio Fomento, diciéndolas que el sexo antes del matrimonio era pecado. Como yo era la pareja de una de sus amigas, y ya habíamos perdido la virginidad, me acuerdo que me miraba y trataba con cierto cuidado y curiosidad.

Después de terminar el Módulo de Anatomía Patológica en el 99 empezó a estudiar Enfermería, carrera que considero la más importante y respetable de todas, más incluso que la de Medicina, porque desarrolla una labor más desinteresada. (Cuando vi como las enfermeras de la Princesa trataban a mi padre, que se moría y no sabíamos de qué, me quedé enamorado de su profesión, sus mimos y sus caricias para que mejorara...si no le conocían de nada!).

Después de separarme de mi pareja a mediados del 2000 Inés y yo perdimos el contacto casi por completo. Un año después me llamó para decirme medio llorando que su relación con Gonzalo se estaba rompiendo. Quedamos a tomar unas cañas y cuando llegábamos a su casa nos dimos la gracias por la invitación a esas cervezas...nos miramos y empezamos a reír como niños, nos habíamos ido sin pagar pensando que había pagado el otro.

Finalmente Gonzalo e Inés lo dejaron, como novios no volvieron, pero aún hoy en día se quieren y de vez en cuando se llaman. Yo a Gonzalo le quiero como a un hermano, por mucho tiempo que pase sin hablar con él, sabemos que estamos ahí para lo que sea. Somos cómplices de nuestros amores y desamores.

Mi amiga Inés acabó enfermería y después de pensárselo 10 minutos cogío sus cosas y se fue a vivir a Londres donde había una fuerte demanda de médicos y enfermeras. Allí estuvo 3 años y medio. Tiempo en los que creció como persona (yo pensaba que no podría hacerlo más, pero me equivocaba). Lo pasó muy mal y algún día sonreía. Allí conoció a mucha gente, descubrió a los Pearl Jam y ejerció su profesión con todo el amor del mundo.

Un día de navidad estaba yo tirado en mi habitación medio durmiendo cuando llamaron al telefonillo...su voz es inconfundible...HOLA SIMÓN!!!!!!!! que alegría, es Inés!!!! es Inés!!!!

Subió a mi casa, estuvo 2 horas contándome cosas de Londres y acabó con toda la bandeja de turrón que teníamos. Al salir de mi casa, mi madre quería que me casara con ella, mi padre adoptarla y mi hermana llevársela de compras. Hoy en día mi madre me dice que siempre que ve un turrón se acuerda de ella.

A la vuelta de Londres se hizo de Médicos Sin Fronteras y se fue año y medio a Kenia y Senegal. Os podéis imaginar lo que vivió allí.

Tiempo después mi hermana me dijo que había visto a Inés por la calle y la llamé a casa de sus padres para saber cómo estaba. Había venido a Madrid porque a su madre le habían operado de un tumor en un ojo. Cuando me preguntó por mi vida...me eché a llorar por dentro y a reír por fuera...yo trabajaba en un banco de 8 a 3 copiando y pegando texto en páginas web, ganaba 900 euros y me los pulían en cine, salir con mis amigos y alguna escapada con mi novia. Me sentía vacío por esa vida tan sencilla y lejos de todo peligro. No pude quedar con Inés porque se volvía a África en breve, pero la siguiente vez que vino le dije lo raro que me sentía cuando hablaba con ella que había vivido tanto con sólo 25 años y yo que tenía casi 30 seguía debajo de las alas de mis padres. Ella se reía y me consolaba diciéndome que todos teníamos nuestro destino y nuestro hueco en el mundo; que mi amistad era como la de un enfermero para mis amigos, porque emanaba alegría y en mi compañía se les olvidaban todas las penas.

Hace un año y medio volvió de Médico Sin Fronteras y estuvo perdida sin saber que hacer. Buscó trabajo y después del sacrificio que había hecho sólo encontraba curros de 800 euros en residencias de ancianos por lo que decidió ponerse a estudiar unas oposiciones. Empezó a salir con un chaval 10 años mayor que ella que la tenía embelesada y la daba cierta libertad. En septiembre del año pasado por fin conseguí quedar con ella; Gonzalo nos invitaba a cenar en su casa de Guadalajara. Fuimos un día entre semana y como muchas cosas en esta vida, fue mejor el viaje en coche que la propia cena. Mejor el camino que la meta. Así será la vida de Inés, mejor buscar que el encontrar. Yo conducía y ella me hablaba para entretenerme. Íbamos escuchando a los tristes de "LA FUGA", pedazo grupo español...pero muy dañino para el alma alegre del conductor. Me puso al día de su vida y estuvimos hablando del año tan malo que yo estaba teniendo.

Cuando llegábamos a casa de Gonzalo, parados en un semáforo interminable, me miró y me contó con su cara de buena gente que se había acordado de mí durante estos años en Londres y África. Que muchas veces pensó en tirar la toalla, pero que en esos momentos difíciles se preguntaba como me tomaría yo una situación así...y se respondía así misma que...riendo, como siempre hago. Nunca me han dicho nada tan increíble, nunca me dirán nada más bonito. Es el mejor piropo que me han regalado.

La cena estuvo muy bien. Gonzalo un poco serio, pero muy cariñoso. Estuvimos recordando viejos tiempos y no paramos de comer y reír.

Inés volvió a sus libros porque en Enero se examinaba de la oposición. Me echaron del curro por discrepancias con mi jefe (es maleducado y bastante bestia) a mediados de noviembre y a la primera persona que quería ver era a Inés. La llamé y quedamos cerca de su casa. Ese lunes me levanté a las 9 como casi todos los 100 días que he tenido de hibernación. Desayuné con mis compañeros de Zinkia y me fui hasta la Fnac de Callao, me compré una funda para la cámara de fotos y me hice un paseo en plan bohemio jubilado, de la puerta del sol hasta la zona de acacias. Me paré en todas las tiendas que vi de cds y películas raras. Le compré a mi amigo Raúl la peli más friki que pude encontrar: "El diablo de la dinamita"...alucinante! Estuve andando casi 3 horas hasta que llegué a una terraza cerca del metro, me pedí 3 cañas con limón y estuve haciéndoles fotos a los pájaros mientras dibujaba margaritas en mi bloc de dibujo.

Llegó Inés y nos fuimos a comer a una terraza que había cerca. El día no podía ser mejor para un 26 de noviembre. Nos pedimos de postre un poleo porque ella quería un brownie en el vips...que parto la caja cuando me acuerdo de como nos comimos la tarta de chocolate que no se habían comido la familia de la mesa de al lado...esta tía en increíble, sólo Inés puede hacer eso. Pasamos la tarde hablando y llorando del año tan malo que habíamos tenido. La tarde se pasó en seguida.

El otro día la llamé para saber que había sido de sus oposiciones: ha aprobado y empezará a currar de matrona a mediados de mayo, junio. Se lo ha ganado con creces. Estaba un poco decaída porque lo ha dejado con su chico definitivamente; no puedo opinar porque no sé nada de él y de su historia. Pero sé que esta chica lo superará sin problemas y que la mala etapa que ha podido pasar dará paso a una mejor, la mejor de su vida. Se va a pasar el resto de su vida cogiendo bebés recién nacidos y ayudando a las madres a traerlos al mundo. ¿Puede haber alguien en esta vida mejor que Inés para ser matrona? No creo.

No hace falta que diga cuanto la quiero, ella lo sabe de sobra. Se me nota en la voz y en la mirada cuando hablo con ella. Pero...

¿Por qué hablo de Inés y la dedico una entrada entera?

Pues por 2 razones: para que mis palabras la sirvan de ánimo en estos meses tan raros y difíciles que ha tenido y la segunda para que la gente que me lea mire a su alrededor y busque su Inés, corra hacía ella y la ame toda la vida.

Quiero que si alguna vez tengo un hijo seas mi matrona, a no ser claro está que seas la madre, mi dulce Inés...jaja

La gloria de que todos fuéramos como tú sanaría el mundo.

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